Vino a decir Gogol



Gogol se volvió loco
poco antes de morirse,
según está anotado
en el margen
de las crónicas de esa época.
“Las almas no mueren”,
le espetó el juez
que decidió su locura.
Sí que mueren, repetía Gogol,
vaya que mueren,
o cuando menos,

vacilan.

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